Autor:
Antonio G. Iturbe
Editorial:
Planeta, 2012
Encuadernación:
Rústica
ISBN: 9788408009511
Páginas:
488
Siempre
he dicho que el tema del Holocausto, la Segunda Guerra Mundial en general, me
apasiona a la vez que me espanta. Y es que es una sensación horrible la que me
invade cuando leo según qué cosas, ya que sólo en Auschwitz fueron asesinados
más de dos millones de personas.
Aún
así, es uno de los libros que más me han gustado de lo que llevo leído
últimamente.
Estamos
en Auschwitz, en pleno apogeo, donde existió un campo de concentración “familiar”
en cuyo pabellón se ha levantado en secreto una escuela de mano de Fredy
Hirsch. Allí tenemos, entre otros tantos críos, a Dita Kraus –que existió en
realidad-, nuestra protagonista, que se ofrece a ser “bibliotecaria”. Y es que
los libros, totalmente prohibidos, son por entonces el más preciado tesoro.
Su
responsabilidad no es otra que cuidar de siete destartalados volúmenes, evitar
que se descubran, lo que nos muestra el coraje y las ganas de aprender en medio
de un terrible campo de exterminio.
Dita y
sus padres (al igual que vete-tú-a-saber cuantísima gente), fueron judíos
expulsados de Praga y llevados a Tezerín, un pueblo que en principio estaba
destinado sólo y únicamente para que viviesen los judíos. En principio… es
evidente que esa “idea” se la llevo el viento.
Debo
decir que aún sabiendo que ella se salva, “La bibliotecaria de Auschwitz” no
pierde interés en ningún momento, pues Dita sigue viva: el autor se entrevistó
con ella para recopilar información sobre su historia y la de otros tantos que
aparecen en el libro.
Ya
simplemente con leer el título, sabemos que va a ser una lectura dura, que nos
va a conmover e incluso hacer que un nudo en la garganta nos acompañe de
continuo a medida que avanzamos página tras página. Pues sí, así es.
Pero
también, en medio de todo este caos, Iturbe nos deja una historia preciosa del
amor por la literatura, la lectura y el aprendizaje.
Frío y
escalofriante, bien narrado y de lectura realmente ágil, donde no se centra en
las torturas y detalles escabrosos en plan morboso, sino que los cuenta tal y
como son. La verdad es que uno de los puntos que más me afectó es la poca unión
entre los presos, quitando que fueran familiares o amigos (en cuyo caso es
evidente), entre ellos sólo cuenta la supervivencia y hay que conseguirla como
sea. Y es que, una vez más, la realidad supera a la ficción.
Una
historia a la que tenía muchas ganas, entre cuyas páginas se nos muestra la
crudeza y el horror sufrido por entonces… pero a la vez nos enseña el espíritu
de supervivencia, las ganas de vivir y salir adelante. Y la esperanza.
Como
dije al principio, un libro más que recomendable. Me ha encantado.
Frase:
En Auschwitz la vida humana vale menos que nada; tiene tan poco valor que ya ni
siquiera se fusila a nadie porque una bala es más valiosa que un hombre.