Título:
Indignación
Autor:
Philip Roth
Título
original: Indignation
Editorial:
Mondadori, 2018
Encuadernación:
Tapa dura
ISBN: 9788439735021
Páginas:
176
Tenía muchas ganas de leer al autor, desde hace un montón, así que me decidí a ciegas por este.
Estamos en
1951, en plena guerra de Corea, sin embargo nos situamos en Norteamerica con
Marcus como nuestro joven y estudioso protagonista; él es un chico aplicado que
quiere labrarse un futuro en la universidad y además ayuda a su padre en su
carnicería kosher.
Todo esto lo rompe un excesivo sentido de la autoridad del padre, que –aunque su hijo no le da razones para ello- comienza a preocuparse hasta de cómo respira Marcus, haciendo la situación realmente insostenible en casa, hasta el punto de que el chaval decide matricularse en otra universidad lo más lejos posible.
Es un libro muy corto en el que pasan muchas cosas… con una intensidad brutal. De hecho, me he pasado casi toda la lectura indignada de la vida, como bien reza el título. Indignada por empatía con el protagonista, pues vive situaciones con su padre realmente absurdas, llegando a rozar por paranoico; pero indignada también por cómo se comporta Marcus a lo largo de la novela; si bien entiendo que es un chaval que está descubriendo el mundo y los comportamientos humanos, pues tampoco es especialmente sociable, ya que se centra al mil por cien en estudiar y trabajar para pagarse la carrera, tiene formas de actuar que me han sacado un poco de mis casillas. De hecho al final del libro me ha parecido un absoluto imbécil y un egoísta egocéntrico.
Vamos asistiendo a todas esas vivencias tan distintas y complicadas, que se mezclan con el paso de la adolescencia a la edad adulta, a la madurez, a un sinfín de cambios que son difíciles de gestionar pero a la vez no queda otra que pasar por ellos y capearlos lo mejor posible. O no.
En fin, que me ha gustado mucho cómo escribe el autor, me quedo con muchas ganas de volver a leer algo suyo pronto y de cotillear en su obra, a ver qué más sorpresas me llevo.
Brutal,
simplemente brutal, el monólogo final del decano. Una maravilla.