Título:
Post Mortem
Autor:
Juan Ignacio Vidal
Editorial:
Amarante, 2012
Encuadernación:
Tapa blanda
ISBN: 9788494112645
Páginas:
110
No
hace mucho, la Editorial Amarante se puso en contacto con una servidora para
saber si estaba interesada en reseñar algunos de sus libros (a mi elección, ñam
ñam).
En
cuanto eché un ojo al catálogo, me llamaron la atención un montón de ellos –qué
raro eh!-, pero fue este el primero por el que me decidí, pues tocaba un tema
que me encanta: la fotografía post mortem.

Este
tipo de práctica, que de hecho se considera un arte, era muy popular en la
época victoriana, pleno s. XIX, en Europa y América. Se llevaba acabo con la
finalidad de tener un último recuerdo de la persona que acababa de irse, e
incluso en ocasiones, de mascotas; así, se dieron retratos de todo tipo –y en
personas de todas las edades-, ya fuera sentados, dentro del sarcófago e
incluso realizando alguna tarea. Hay algunas realmente impactantes, de hecho
las hay muy elegantes.
Sí, sé
que suena macabro, pero lo dicho anteriormente.
Una de
las características de este tipo de fotografías, es que casi siempre sólo había
una única copia (recordemos en qué siglo estamos), realizada en una placa
metálica, la cual llevaba el nombre de daguerrotipo.
Bien,
esta chapa la considero necesaria, pues sé que hay muchísima gente que
desconoce este “arte”. De verdad, merece la pena ver alguna, aparte que se lo
curraban un montón y era una tarea realmente trabajosa.
Y es
que nuestra protagonista, Lorena, una chavala gótica de Murcia, recibe como
regalo de cumpleaños uno de estos, por parte de su novio Saúl. En la imagen, que
va cuidadosamente guardada en su cajita, se ve a una mujer con su difunto bebé
en brazos.
Ni qué
decir tiene que la pareja de universitarios alterna con dicha tribu urbana.
Cuando
al volver de fiesta por la noche, Lorena descubre la fotografía en un sitio
diferente al que lo había dejado, las cosas dan cierto giro a la novela.
Así,
la chica comienza a sentir una presencia en su casa, ni maligna ni de ninguna
forma en especial, sólo siente que está ahí con ella. Y eso la pone de los
nervios (a quién no).
El
muchacho decide ir a ver al anticuario al que compró el daguerrotipo para que
le informe sobre su procedencia, pues su novia está bastante asustada.
Es
aquí donde viene el giro de 360 grados, que me encantó y me mantuvo aún más
enganchada.
Una
historia cortita, muy bien contada, que puede llevarse perfectamente a la gran
pantalla, pues creo que es bastante visual y da muy buen resultado.
La
trama de suspense resulta amena y cercana, aún siendo obviamente macabra, de
hecho te la crees en todo momento e incluso la lees del tirón llegando a un
final inesperado que, debo decir, me gustó mucho.
No ha
podido ser más acertado mi primer acercamiento con la Editorial y el autor, al
que no conocía y del que me gustaría volver a leer más adelante.
Muy
recomendable.
*Gracias
a la Editorial por ofrecerme el ejemplar.