Autor:
Tsugumi Ohba, Takeshi Obata
Título
original: Death Note 1, 2
Editorial:
Norma Editorial, 2013
Encuadernación:
Rústica
ISBN 1: 9788467912098
Páginas:
387
Tenía
muchísimas ganas de hacerme con este manga (que digo desde ya que es
buenísimo), así que qué mejor manera que aprovechar a hacer una relectura
comprando la Black Edition, que está curradísima… y además abarca dos tomos en
cada uno, siendo finalmente sólo seis.
La
historia empieza en el mundo de los shinigamis (algo así como los dioses
japoneses de la muerte), uno de ellos -que es a la vez uno de nuestros
protagonistas-: Ryuk, deja caer su cuaderno de muerte en el mundo de los
humanos. Porque se aburre. Y esta acción tan simple desencadena todo lo que
hace que Death Note sea uno de los manga policíacos más famosos del mundo.
El
Death Note es un cuaderno personal, donde se escribe el nombre y apellidos de
la persona que quieres que muera, aunque mientras los escribes debes tener en
mente la cara del afortunado (ojo, que puede liarse parda si hay varias
personas que se llaman igual). Si no especificas la causa de la muerte, siempre
será un paro cardíaco cuarenta segundos después de haberlo escrito, mientras
que si la especificas otorgas seis minutos adicionales y que empiece la
función.
El
caso es que el cuaderno lo recoge un humano, Light Yagami, un estudiante
modélico, primero de su promoción y con unas notas envidiables. Pero también se
aburre.
Decide
probar si es verdad lo que reza en la primera página del Death Note, que no es
otra cosa que las instrucciones, y al ver que es cierto decide ejercer de buen
samaritano e irse cargando a los más peligrosos criminales del mundo.
Poco
a poco, vamos conociendo las instrucciones del cuaderno, que van apareciendo
cada cierto tiempo al final de algunos capítulos (en el anime aparecen a mitad
de episodio), donde se nos hace saber, entre otras cosas, que el que posee el
cuaderno podrá ver y oír a su dueño shinigami; así comienza la estrecha
relación que une a Light y Ryuk a lo largo del manga.
Otro
personaje importante y con mucho carisma en la historia, es L, el detective más
importante de Japón, al que nadie ha visto nunca, pues se representa con una L
en una pantalla de ordenador mientras se oye su voz… y el más pasota, pues solo
acepta casos que le apetezcan realmente. Evidentemente, a por este se tira de
cabeza.
L
tiene que currárselo, pues teniendo Light -apodado Kira por los medios y la
policía- el poder de la vida y la muerte en sus manos, es inevitable que quiera
convertirse en un dios del nuevo mundo que acabe con toda la maldad y
corrupción.
Una
historia genial, de la que acabo de contar solo una pincelada, cuyo punto
fuerte es que nos hace plantearnos muchas cosas. ¿Haríamos lo mismo que Kira?
¿Se nos subiría a la cabeza igual que a él?
Esta
primera parte es sólo el comienzo, dejando muchos frentes abiertos,
principalmente con la policía, que no sabe por dónde coger el caso… pues Light
hace todo lo posible para que las muertes se vean relacionadas e ir liando la
cosa de tal manera que no sepamos exactamente qué pasa por su mente.
Tengo
que decir que soy super fan de este manga, me encanta el planteamiento de la
historia, el dibujo super detallado, los personajes tan bien llevados, los
giros que te dejan con la boca abierta. Es un thriller en toda regla.
Los
autores se plantearon llevarlo a cabo en su día porque todo lo que había en
sonen en ese momento era de peleas, sin embargo de corte policiaco no había
nada puntero… así que por qué no probar.
Fue
tal el boom de Death Note, que se prohibió en China porque los chavales
customizaron sus cuadernos realizando sus propios Cuadernos de Muerte, donde
apuntaban el nombre de compañeros con los que se llevaran mal o profesores. Sin
embargo la cosa fue a más, llegando a haber dos detenidos e incluso un muerto
en Bélgica, al lado de cuyo cadáver apareció una nota que decía “Soy Kira”.
Ojo,
que se editó a principios de los 2000, es decir, hace nada. El fanatismo pone
los pelillos de punta.
En
fin, que no puedo dejar de recomendarlo.
Una
trama que engancha una barbaridad, mucho que resolver, persecuciones y giros
importantes, un dibujo chulísimo… ¿qué más se puede pedir?
¡Hay
pelis!
(Y
una tomadura de pelo vía Netflix de hace nada)