miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mejores LecturaS


Mejores LecturaS

-2008
El cuento número trece, de Dianne Setterfield
Un trabajo muy sucio, de Christopher Moore
Luz de gas, de Patrick Hamilton
En las montañas de la locura, de H.P.Lovecraft
La emperatriz de los etéreos, de Laura Gallego García
El maravilloso Mago de Oz, de Lyman Frank Baum
Historia de O, de Pauline Reáge

-2009
Maestro cantor, de Orson Scott Card
Mendel el de los libros, de Stefan Zweig
Los tejedores de cabellos, de Andreas Eschbach
1984, de George Orwell
Chicas muertas, de Richard Calder
Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll
Buenos días, tristeza, de Françoise Sagan
La fase del rubí, de Pilar Pedraza
El color de la magia, de Terry Pratchett 
Ubik, de Philip K. Dick
Déjame entrar, de John Ajvide Lindqvist
Cumbres borrascosas, de Emily Brontë
Isla de sirenas, de Norberto Luis Romero
La princesa prometida, de William Goldman

-2010
Momo, de Michael Ende
La carretera, de Cormac McCarthy
La perra de Alejandría, de Pilar Pedraza
Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand
Un coro de niños enfermos, de Tom Piccirilli
Cuentos en verso para niños perversos, de Roald Dahl
Los puentes de Madison County, de Robert James Waller
El espectáculo del vampiro, de Richard Laymon
Las alegres aventuras de Robin Hood, de Howard Pyle
Los dientes de los ángeles, de Jonathan Carroll
Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena
Los santos inocentes, de Miguel Delibes
Brujerías, de Terry Pratchett
La nieta del Señor Linh, de Philippe Claudel
El nombre del viento, de Patrick Rothfuss

-2011
Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins
Celda 211, de Francisco Pérez Gandul
Tarántula, de Thierry Jonquet
Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza
El cebo, de José Carlos Somoza
La princesa y el caballo de las crines de oro, de Alan Garner
Agua para elefantes, de Sara Gruen
Ácido sulfúrico, de Amélie Nothomb
84, Chasing Cross Road, de Helene Hanff

-2012
Habitaciones cerradas, de Care Santos
Almas grises, de Philippe Claudel
El sueño de una noche de verano, de W. Shakespeare
Signos de descomposición, de Norberto Luis Romero
El caso de Charles Dexter Ward , de H.P. Lovecraft
Entre tonos de gris, de Ruta Sepetys
HHhH, de Laurent Binet
En el país de la nube blanca, de Sarah Lark
La dama de las camelias, de Alejandro Dumas (hijo)
Bosque Mitago, de Robert Holdstock
Cuando todo cambió, de Donna Milner
Lucifer Circus, de Pilar Pedraza
La voz dormida, de Dulce Chacón

-2013
La chica de al lado, de Jack Ketchum
El juego de Ender, de Orson Scott Card
¡Guardas! ¿Guardias? (MD 8), de Terry Pratchett
El hobbit, de J.R.R. Tolkien
El club de la lucha, de Chuck Palahniuk
Yo mataré monstruos por ti, de Santi Balmes
Brujas de viaje (MD 12), de Terry Pratchett
Battle Royale, de Koushun Takami
Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
Imágenes en acción (MD 10), de Terry Pratchett
Algún amor que no mate, de Dulce Chacón
La araña negra, de Jeremías Gotthelf

-2014
La orilla del mar, de Véronique Olmi
Hombres de armas (MD15), de Terry Pratchett
Las flores de la guerra, de Geling Yan
Cartas de amor de la monja portuguesa, de Mariana de Alcofrado
Los cuclillos de Midwich, de John Wyndham
Rebelión en la granja, de George Orwell
Martes con mi viejo profesor, de Mitch Albom
Luces de Bohemia, de Ramón del Valle Inclán
Bodas de sangre, de Federico García Lorca
El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde
El crisol, de Arthur Miller
Quema de brujas en Logroño, de Leandro Fernández de Moratín
El corredor del laberinto, de James Dashner
Bajo la misma estrella, de John Green
Don Juan Tenorio, de José Zorrilla
El lejano país de los estanques, de Lorenzo Silva

-2015
Misery, de Stephen King
Los dioses mienten, de Kaori Ozaki
Al acecho, de Jack Ketchum
Harry Potter y la piedra filosofal, de J. K. Rowling
Harry Potter y la cámara secreta, de J.K.Rowling
Harry Potter y el prisionero de Azkaban, de J.K.Rowling
El alquimista impaciente, de Lorenzo Silva
Las babosas, de Shaun Hutson
Háblame musa, de aquel varón, de Dulce Chacón
Ready Player One, de Ernest Cline
Harry Potter y el cáliz de fuego, de J.K.Rowling
Memorias de Papá Mumin, de Tove Jansson

-2016
El pájaro, de Oh Jung-Hi
La niebla, de Stephen King
Castillos de cartón, de Almudena Grandes
Todas las hadas del reino, de Laura Gallego García
Carrie, de Stephen King
The Ancient Magus Bride 1, de Koré Yamazaki
Nuestra pequeña historia, de Misono Sawa
Yerma, de Federico García Lorca
Caperucita al desnudo, de Catherine Orestein
Harry Potter y la orden del fénix, de J.K.Rowling
Lo siento, Leonard Peacock, de Matthew Quick

-2017
V de Vendetta, de Alan Moore
Martina, la rosa número trece, de Ángeles López
Las marismas (Erlendur 3), de Arnaldur Indridason
Harry Potter y el misterio del príncipe (HP 6), de J. K. Rowling

-2018
Harry Potter y las reliquias de la muerte (HP 7), de J. K. Rowling
Flores en el ático, de V. C. Andrews
Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender
Voces de una estrella distante, de Makoto Shinkai
Nadie te encontrará, de Chevy Stevens
Innocent, de Sin’chi Sakamoto

-2019
Ethan Frome, de Edith Wharton
Nadie te encontrará, de Chevy Stevens
La solterona, de Edith Wharton
Al otro lado del río, de Jack Ketchum
La sal de la vida, de Anna Gavalda

-2020


martes, 21 de diciembre de 2010

Isla de sirenas

Título: Isla de sirenas
Autor: Norberto Luis Romero
Editorial: Valdemar, 2002
Encuadernación: Rústica
ISBN: 8477024103
Páginas: 304


Grandísimo escritor de culto, de minorías, que narra de manera exquisita y personal las más grotescas perversiones. Y pese a eso, deja muy buen sabor de boca.

“Isla de sirenas”, de la cual casi se puede decir que pertenece a la novela gótica, nos sumerge en una historia que mezcla fantasía y thriller de forma magistral, donde dos hermanos gemelos, Carnal y Serafín, conviven con sus abuelos: Anselmo, un anciano con demencia senil, y Adelina, que asiste a sesiones de espiritismo de vez en cuando. Una isla que ha servido de prisión y patíbulo a partes iguales.

Carnal investiga en su terrario las costumbres de insectos repugnantes, que se alimentan a base de cadáveres. A su vez, mantiene correspondencia con su tío, que emigró a Australia y del que nunca más se supo, salvo en carta; de esta manera va naciendo una extraña obsesión en su interior, la cual le lleva a cometer los crímenes más miserables.

Un mórbido triángulo amoroso e inexplicables muertes ocurridas en la isla van tejiendo esta historia.
Como suele ser habitual en sus novelas, es un extraño el que irrumpe en las vidas de los personajes, trastocando así todo. En este caso es Nerea, una joven que colecciona y estudia caracolas marinas, que quiebra la armonía se la casa y la estrecha y extraña relación de los gemelos.

Aún pareciendo estar todo en una atmósfera onírica, la novela se sitúa en los días en que Rusia lanza al espacio el Sputnik II, con la perrita Laika a bordo.

Ambiente claustrofóbico presente en cada página, donde el lector no puede dejar de leer para llegar al final y descubrir los truculentos secretos de la familia protagonista o el resto de habitantes, los cuales son en su mayoría parientes de un hombre cruel, un terrible antepasado: un verdugo.

Él mismo dice que “el arte es generar tensión y mantenerla de manera creciente a lo largo de toda la narración y hacer que estallen no en los personajes, sino en el alma o la conciencia del lector. Son los lectores los que deben padecer el drama, no los personajes, éstos son meros transmisores”. De manera que estructura los acontecimientos a lo largo de la historia, impidiendo apenas que cojamos aire.

Todo un placer leer a este señor.

martes, 14 de diciembre de 2010

Relato: Sonajero

Este relato lo escribí hace bastante, para un juego que hacemos unos cuantos en una página web de cine. Consiste en elegir un tema, cada uno escribir un relato y después puntuar. El que gana, escoge el siguiente tema  =)
El tema en este caso era "fantasmas"...


Alicia vivía en un quinto sin ascensor. Últimamente con el embarazo le costaba bastante más subir o bajar escaleras, estaba ya de siete meses y tenía un barrigón considerable y los tobillos hinchadísimos, pero tampoco disponía de dinero como para permitirse el lujo de cambiar de piso a estas alturas, así que no quedaba otra.
Ángel, su pareja, debía irse de viaje de negocios durante tres semanas, le había comentado a su madre el ir a cuidar a la joven algunos días, ya que estaba un poco delicada… sin embargo Alicia decidió que no necesitaba a su suegra, pues se valía por sí misma.

La cuarta noche después de que Ángel marchase, a Alicia le costó bastante conciliar el sueño. Tenía mucho calor y sudaba a chorros, dando vueltas en la cama sin encontrar la postura adecuada para dormirse.
Cuando comenzaron a caérsele los párpados, un fuerte berrido la sobresaltó. Era el llanto de un niño. Muy cercano. Demasiado. Sobresaltada, se levantó de la cama, parecía que el crío estuviese en el salón de su casa… pero ahí no había nadie más que ella. Es más, en cuanto entró en el salón, el llanto cesó.
Se asomó a las ventanas, pensando que quizá alguna de sus vecinas habría sido madre hace poco, pero no recordaba ningún acontecimiento similar.
Cansada, bebió un par de vasos de agua y volvió a la cama. Tras un rato, se sumió en un sueño tranquilo.

Pasó la mañana siguiente colgada del teléfono, hablando con su madre y revisando mails del trabajo. Tras comer, notó las piernas cansadas y se tumbó en el sofá un ratito, dejando el portátil encendido en la mesita de cristal, con las Supremes sonando de fondo, a un volumen bastante bajo, permitiendo a Alicia relajarse con los ojos cerrados.
Poco a poco, sin que ella se diese cuenta, las Supremes fueron reemplazadas por un sonido extraño… poco a poco se fue haciendo audible. Era la risa de un bebé.
Alicia abrió los ojos sobresaltada y miró el portátil de reojo, el reproductor del pc seguía funcionando, el “Baby love” que éste marcaba, no era tal, sino unas chillonas carcajadas procedentes de los altavoces. El volumen cada vez aumentaba más.
La chica miró anonadada la pantalla a la vez que pulsaba el botón izquierdo del ratón, llevando la flechita blanca sobre la equis de la esquina superior. La música de fondo cesó. El bebé no.
Se incorporó torpemente y procedió a apagar el ordenador. La pantalla fundió en negro, pero el bebé seguía riendo a carcajadas. Alicia estaba bastante nerviosa, un sudor frío recorría su espalda y empapaba su frente. Con manos temblorosas, cerró la tapa de golpe. El crío calló.
Despacio, se tambaleó hasta el baño a refrescarse la cara con agua fría. Su respiración era agitada, pero poco a poco se iba tranquilizando. Sin embargo se miró en el espejo. Un bebé sonriente la observaba, con su pelito ensortijado y rollizos muslitos. De repente el bebé rompió a llorar con un chillido estridente. Ese chillido no tapó al de la propia Alicia, que tras esto cayó desmayada en el suelo del baño.

Abrió los ojos en plena oscuridad. Le dolía todo el cuerpo y tenía frío. El suelo del baño estaba helado y el agua corría en el gripo del lavabo. Giró de espaldas aturdida, con una mano en la barriga, algo se le clavaba en la cadera, levantándose despacito busco a tientas bajo su cuerpo. Algo de plástico. Mientras se levantaba con torpeza, ese algo resonaba pesadamente. Trac trac trac trac. Caminó despacio hacia la puerta del baño y dio la luz. Era un sonajero verde, con una bolita rajada y aparentemente avejentado. No tenía ni idea de dónde había salido y sin embargo le resultaba familiar.
Según observaba el juguete curiosa, repiqueteaba en sus manos. Trac trac trac. De repente recordó. Dejó caer el sonajero, y en el momento que éste se estampaba contra el suelo, un bebé en algún sitio de la casa, estalló en llanto.

Alicia despertó a las dos de la tarde, con un color de cabeza y un cansancio increíbles. Había tomado calmantes para dormir, pues esos lloros lo hacían imposible. Estaba muy asustada. No sabía como explicarle todo aquello a Ángel, era extraño y la tomaría por loca. Pero era real.
Caminó pesadamente hacia la cocina para tomar un poco de zumo. No tenía hambre, pero sí un feto al que alimentar. Al entrar en la cocina quedó de piedra. Sentado en una silla, un niño de unos tres añitos apoyaba su carita en la mesa, mirándola fijamente con grandes ojos amarronados. No sonreía, no parpadeaba, ni si quiera parecía respirar.
La chica no sabía qué hacer ni de dónde había salido ese crío, pero se acercó despacio sin dejar de mirarle. Sin más, el niño desapareció.
Azarada, abrió la puerta de la nevera, necesitaba refrescar la garganta y mentalizarse de lo que estaba pasando últimamente en su casa. En la puerta de la nevera, por dentro, colgaba el sonajero verde, que resonaba sin que nadie lo agitase. Cerró la puerta de golpe. Estaba sola en la cocina, tan sólo se oía su respiración y el trac trac del sonajero… y una risita de niño. Dándose la vuelta despacio, miró hacia la encimera con los ojos llorosos a causa de los nervios. El nene estaba sentado mirándola, con una media sonrisa dibujada en los labios y el sonajero en la mano.
Alicia salió corriendo de la cocina, gimiendo entre lágrimas y acariciándose la barriga para (pensaba ella) tranquilizar al feto.
Sobrecogida se sentó en la cama, pegada al cabecero y observando la puerta mientras intentaba respirar con más tranquilidad. Intentaba pensar en la situación, pero su cerebro carecía de neurona alguna en medio de todo ese histerismo.
El sonajero resonó a su lado. Miró a su izquierda, despacio y temblorosa. El niño estaba ahí, con su pelito ensortijado, esta vez no sonreía, tenía la mirada seria y los brazos colgando, sonajero en mano. Trac trac trac trac. Alicia lo miraba sin saber que hacer, estaba temblorosa y prácticamente hiperventilando. Trac trac trac.
De repente, un fuerte pinchazo en su vientre. Se sobresaltó y automáticamente colocó sus manos en la barriga. Acto seguido miró al crío, que ahora sonreía con malicia. Alicia lloraba asustada, un segundo pinchazo aún más fuerte la hizo saltar en la cama. Entonces el niño empezó a gritar.

No supo exactamente en qué momento se quedó dormida. Le dolía mucho la cabeza y temía por su feto. Sentía un dolor leve en la barriga y estaba mareada. Pero no había ni rastro del niño.
Pasó el día más o menos tranquila, de vez en cuando se sobresaltaba con algún ruido leve que oía en el piso de abajo. Tomó un par de valerianas, no quería ingerir más tranquilizantes, ya que no sabía si podrían ser dañinos para su futuro hijo. Su bebé… sin querer, empezó a recordar cómo hace casi diez años, Ángel la regaló un sonajero. Uno verde muy sencillito. Para el bebé que iban a tener entonces. Sintió algo tras ella, un murmullo. Alicia empezó a temblar. No quería darse la vuelta porque sabía qué se iba a encontrar, pero tampoco quería dar la espalda a la pesadilla. Lloraba aún sin moverse, pero no la hizo falta, pues un niño de unos siete años tomó su mano.
Alicia dio un respingo, llorando sonoramente entre pucheros que casi cortaban su respiración, mientras notaba que una manita aferraba la suya, apretándola cada vez con más fuerza. Miró al niño, que la devolvía el gesto con mirada sombría, extremadamente serio. Sin duda era el mismo que los días anteriores, solo que más crecido… y no la soltaba. La chica intentó zafarse, pero el niño apretaba cada vez más. La mano dolía. Ella suplicaba llorando. El crío solo la miraba meneando el sonajero con la otra mano.
De repente un “crac” en los dedos, sus falanges crujieron temerosas… en su vientre un pinchazo que la hizo caer de rodillas. Pero el niño no soltaba la mano de Alicia.
Cuando creía no poder sentir más dolor, sintió un fuerte golpe en la tripa. El mocoso todavía sin soltarla, le había pateado la barriga con brutalidad. Y se disponía a hacerlo de nuevo. Alicia chillaba, por su mano rota y su feto sietemesino, sintiendo un pavor incontrolable.
Tras un fuerte golpe en la cara, creyó desmayarse.

Era de día, tenía sangre reseca en los brazos y la cara. Se encontraba tumbada de lado y tirada en el suelo, el pelo alborotado, la ropa desgarrada y babeaba. Empezó a llorar sin ni si quiera levantarse, poniendo las manos en su barriga magullada.
Sólo oyó un trac trac antes de sentir el sonajero estampándose en su cara y partiéndola la nariz del golpe. Tras el grito desgarrado y la neblina de sus ojos, distinguió al niño, un poco mas crecidito, mirándola inmóvil, sentado en el suelo.
Y luego desapareció.

Ni rastro en todo el día, ni en el siguiente. Trató de comer algo y de pensar qué era lo que podía hacer, no podía salir así de casa e ir al médico ya que tendría que explicar toda la batalla ocurrida en su casa con un espectro que la golpeaba… no sonaba demasiado cuerdo. Se vendó la mano rota como pudo, aunque no podía hacer absolutamente nada con ella, intentó colocarse un dedo partido; el dolor era horrible, incluso se mareó un poco.
Tenía miedo por su bebé… pero tenía aún más miedo por el niño que abortó hace poco menos de diez años, el mismo que ahora se aparecía en su casa con aparente sed de venganza.

Llamaría a Ángel para pedirle que volviese un poco antes de su viaje, explicándole lo ocurrido por teléfono sin intentar ponerse demasiado histérica.
Tras coger el teléfono, simplemente logró articular un “Cariño, necesito…”, pues un sonido horriblemente familiar la interrumpió. Se orinó encima y comenzó a temblar nerviosamente. El chico subió un poco la voz al otro lado del teléfono, pensando que Alicia no le oía bien. Las últimas palabras que escuchó de su boca fueron “Dios mío”. Tras esto, un grito espantoso.

Cuando encontraron a Alicia, ella estaba tirada en el suelo, un montón de carne magullado y cubierto de sangre.

Cuentan que en ese mismo edificio, año tras año durante la primera semana de septiembre se escuchan los gritos de una mujer, y que esa misma mujer se aparece en los pasillos, chorreando sangre y líquido amniótico. Con un sonajero en la mano.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Diario de un hada

Título: Diario de un hada
Autor: Clara Tahoces
Editorial: Martínez Roca, 1999
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788427024816
Páginas: 216


Me encanta la temática que trata las hadas y demás seres de este tipo, así que elegí este libro por ello. Mal.
Tahoces nos trae una historia con estas ninfas como protagonistas. Historia que empieza bien, siendo entretenida, pero que va desinflándose poco a poco hasta llegar a un final que te deja un sabor insípido en la boca.
El relato es lineal, no acaba de enganchar al lector por ninguna parte, personalmente lo terminé porque no me gusta dejar libros a medias.

Una chica hereda el diario personal de una tía suya a la que no ha visto jamás. Pero lo que hay en sus páginas es la historia de alguien que cuenta haberse convertido en hada tras un accidente de coche, por lo que piensa que su tía se había vuelto loca; aún así decide informarse, anotando a pie de página los hechos documentados y dando así la escritora cierta veracidad a la historia.
La perspectiva con la que se enfoca es original, ya que explica todo al lector a través del ignorante (la sobrina), al que introduce en el tema dejando algún que otro dato curioso y explicando leyendas urbanas que todos conocemos, a las cuales se da explicación habiendo hadas de por medio.

Por lo demás, apenas se desarrollan los personajes ni hay nada de especial encanto.
Aura, que también fue humana, es el hada protagonista, pero éste no es su verdadero nombre, pues el nombre de un hada es secreto. Nos cuenta sus vivencias y transformaciones, además de que las hadas viven en un mundo paralelo al nuestro –el mundo feérico-, con sus propias costumbres, cumpliendo cada una de ellas una misión. Ella sueña con el mismo niño cada noche sin saber la razón, y se supone que este es el punto de intriga en la novela.

Termina al fin con un desenlace un tanto dramático, que podría haber dado resultado, pero no salva el resto del contenido.
No lo recomiendo, a menos que se tenga tiempo de sobra como para perderlo leyendo esto.

Ni muerta ni con trabajo

Título: Ni muerta ni con trabajo
Autor: Mary Janice Davidson
Título original: Undead and unemployed
Editorial: El Tercer Nombre, 2007
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-96693-15-9
Páginas: 256


Segunda entrega de la saga, con Betsy Taylor de nuevo como protagonista, recién proclamada Reina de los Vampiros.

Como ella, en un principio, se niega a aceptar su cargo y lo que quiere es trabajar, acaba siendo la empleada –cómo no- de su zapatería de diseño favorita, pasando por alto la opinión de su consorte, Eric Sinclair.
Por otro lado, la casa en la que viven está infestada de termitas, por lo que los amigos de Betsy se ponen manos a la obra en busca de otra vivienda… que no acaba siendo otra que una mansión descomunal. Habitada por fantasmas.
Y la guinda del pastel: una partida de caza-vampiros adolescentes.

En esta secuela, que ofrece más de lo mismo, nuestra protagonista descubre tener nuevos poderes que ignoraba poseer, los cuales serán usados contra traicioneros no-muertos.
También nos encontramos con nuevos y tiernos personajes, además de alguna escenita subida de tono con el vampiro estrella y divertidos diálogos que enriquecen la lectura, al igual que en la primera parte.

Aunque al principio parece que cueste arrancar, ya que la acción se nos va dando a cuentagotas, la historia desencadena en un final sorprendente y bastante grato, pasando por descabelladas situaciones que van solucionándose poco a poco.

Pese a que es algo más floja y bastante más corta que la anterior, si te gusto “Ni muerta ni casada”, te gustará seguro su continuación.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Luna nueva

Título: Luna Nueva
Autor: Stephenie Meyer
Título original: New Moon
Editorial: Alfaguara, 2007
Encuadernación: Rústica
ISBN: 9788420471136
Páginas: 496



"Cuando el papel me cortó el dedo, sólo salió una gota de sangre del pequeño corte. Entonces, todo pasó muy rápido. "!No!", rugió Edward... Aturdida y desorientada, miré la brillante sangre roja que salía de mi brazo y después a los ojos enfebrecidos de seis vampiros repentinamente hambrientos..."

Llega la continuación de Crepúsculo, donde se retoma la peligrosa historia entre Bella y Edward. Éste amor imposible entre el vampiro y la humana adolescente, ambos envueltos en una nube de aventuras y misterio, sigue siendo el motor principal del libro.
Para la joven, sólo hay una cosa más importante que su propia vida... Edward. Pero enamorarse de un vampiro es más peligroso de lo que ella podría haber imaginado, pues a medida que su arriesgada relación va amenazando todo lo que les es cercano y querido para ellos, se dan cuenta de que sus problemas quizás sólo estén empezando... otra vez.

La fiesta que Edward ha preparado para celebrar el cumpleaños de Bella, se convertirá en una pesadilla que despertará el lado más incontrolable de la familia Cullen. Desde esa noche, nada volverá a ser como antes...
 

Al igual que en la primera parte, en Luna Nueva encontraremos la misma variedad de emociones, incluso más si cabe, pasando del amor al odio, de la intriga al temor, muchísima angustia... De nuevo vuelve a engancharnos con su forma de narrar los hechos, haciéndonos sentir congoja, tensión y, nuevamente, la ternura que sigue caracterizando la tormentosa relación de los protagonistas... sin olvidarnos del electrizante suspense con el que vuelve a mantenernos la historia a medida que vamos leyendo, y que destaca en ésta autora novel.

En esta segunda entrega, los indígenas de La Push toman más protagonismo, apareciendo también un nuevo personaje y a su vez, una nueva amenaza para los Cullen, en especial para Edward y su relación con Bella. Jacob, el joven indio amigo de la muchacha, adquiere más importancia al convertirse en licántropo e intentar alejar a Bella de los vampiros. Aquí se desencadena una rivalidad entre ambos bandos que se verá con bastante tensión a lo largo de toda la historia.

También aparecen los Vulturis, unos importantes y peligrosos vampiros residentes en Italia, que obtendrán protagonismo en algunos capítulos, adentrándose ya en el (casi) final de la novela y ofreciéndonos unos momentos tan tensos como sobrecogedores... mirándolo como una jerarquía, este clan se situaría en la cumbre.

La saga juvenil de la década, sin duda.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Seda

Título: Seda
Autor: Alessandro Baricco
Título original: Seta
Editorial: Anagrama, 1997
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788433908407
Páginas: 180


Tras leer positivas críticas y recibir más de una recomendación, me animé a leer Seda y he de decir que me gustó bastante, pero tampoco me pareció de lo mejor que he leído.
Lo que se cuenta realmente es algo muy básico, algo que puede pasar a diario, sin embargo, la forma de contarlo, natural y sencilla, es con lo que me quedo.
Es una historia muy breve e intensa, cuyo final no se espera, pues empieza hablando de los gusanos de seda y su cría, sigue con un comerciante francés que recorre toda Europa y parte de Asia, y termina con el mismo personaje involucrado en una historia de amor-desamor que deja un sabor agridulce en los labios.

Escrito en forma –digamos- de cuento, con frases y capítulos cortos, carecería del ritmo y la chispa que tiene si estuviese escrito de manera más usual.
Se repiten prácticamente al cien por cien las palabras en las descripciones donde se explica el viaje del protagonista, lo que se hizo un tanto pesado pese a lo escueto de la historia.

No se hace hincapié en los personajes, salvo lo justo y necesario, así que el lector no puede conocerlos demasiado bien, sin embargo no peca de ser sucinto en ese sentido, pues explica ciertos detalles humanos que tienen más importancia en el libro: el amor imposible que siente el protagonista, el porqué de ese sentimiento hacia una persona que irradia sensualidad y misterio, de la que sólo sabe que sus ojos no son rasgados pese a estar en Asia (cosa que llama bastante la atención en esa época). Quizá no se atreva a luchar por él, bien por fidelidad, bien por comodidad… interpretaciones según gustos.

Destaco el giro final, con la lectura de una carta de un personaje no tan secundario como se da a entender, que me puso los pelillos de punta, donde te das cuenta de la realidad, que no es la que él cree y la cual tiene una intensidad y una belleza bestiales.

Relato que contiene la magia de un instante, de un pensamiento fugaz; un relato breve y sutil, como la seda, perfecto para leer en una tarde.

domingo, 14 de noviembre de 2010

La mecánica del corazón

Título: La mecánica del corazón
Autor: Mathias Malzieu
Título original: La mécanique du coeur
Editorial: Mondadori, 2009
Encuadernación: Rústica
ISBN: 9788439721956
Páginas: 175


El autor es cantante del grupo pop Dionisos, uno de los mas importantes de Francia (por cierto que el título de la novela es también el título de su sexto disco de estudio).
De la mano de este hombre y con un toque romanticón, nos llega un cuento gótico para mayores, que suena puramente a Tim Burton.

La historia comienza en Edimburgo. Nuestro protagonista, Jack es un niño con el corazón de madera, al que todas las mañanas hay que dar cuerda. Madeleine, la comadrona que lo trajo al mundo y le implantó este curioso órgano para evitar su muerte siendo un recién nacido, se encarga de hacerlo y a la vez educarlo.

En principio, podemos decir que es un libro un tanto infantil, pero según vamos leyendo encontramos una lectura con comentarios más adultos, con doble sentido, e incluso algún que otro punto más violento.

Entrañables personajes acompañan al niño en su aventura rocambolesca, recorriendo una parte de Europa en busca de su amor desesperadamente, con un punto quijotesco y fantasioso.

Escrito en capítulos formados por párrafos muy cortitos, aunque bastante mal divididos, ya que a mitad de uno de repente pasan cuatro años y sin embargo el siguiente sigue con una frase continuando el final del anterior
En el comienzo, su lectura es muy rápida, no obstante pese a su corta duración, llega un momento (un par de capítulos) en el que parece que la historia no avanza, quedándose estancada en una especie de bucle que se hace eterno. Por suerte se solventa en los dos últimos, de un modo algo atropellado, pero aún así efectivo y bastante correcto.

Decir también que Luc Besson ha comprado los derechos para la adaptación cinematográfica de este best seller francés, que cuenta aquí con su undécima edición. Probablemente lo veremos en 3D (tan de moda), de animación de la mano del ilustrador Joann Sfar.

Déjame entrar

Título: Déjame entrar
Título original: Lat den ratte komma in
Editorial: Espasa, 2008
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788467026658
Páginas: 456


Por fin se quedan de lado -por un momento, menos es nada- las novelas rosas de vampiros, las tramas pastelosas y los enamoramientos fáciles del protagonista malvado pero angelical que no se bebe la sangre de la pobre chica que sueña con él. Ya era hora.
El género vuelve a tomar su rumbo y este sueco nos trae una historia de vampiros, de terror, de las que dan mal rollo y hacía mucho no se leían. Con protagonistas poco comunes a los que no cuesta nada coger cariño.

Oskar, un crío que sufre bullying por parte de sus compañeros de colegio, conoce a Eli, una nueva vecina de su edad, a la que no le molesta ir descalza y vestir tan sólo un jersey enorme cuando en la calle se encuentran bajo cero. Y tampoco sale de día. Y bebe sangre.
Ambos mantienen una amistad extraña, que pasa a ser una especie de enamoramiento realmente tierno; nos muestran una historia preciosa y a la vez dura, cruel, con puntos tristes y puntos cómicos, que no deja indiferente a nadie que la lea, transmitiendo sensaciones de todo tipo.

La historia es amena y fácil de leer, con buenos diálogos, personajes bien cuidados y descripciones claras y concisas, donde el autor mezcla flashbacks con maestría sin hacer que el lector pierda el hilo en ningún momento.

Uno de los mejores puntos, sin duda, la sangría final, que nos hace tener pensamientos totalmente insanos hacia algunos personajes, poniéndonos del lado del malo.


La novela fue adaptada al cine en 2008 por Tomas Alfredson, creando una película que se complementa a la perfección con este libro.
 

El cuento número trece

Título: El cuento número trece
Autor: Diane Setterfield
Título original: The thirteenth tale
Editorial: Lumen, 2007
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788426416049
Páginas: 480

Ya que ésta es su primera novela, poco se puede decir de la autora, salvo que es licenciada en literatura francesa y da clases en la universidad de Harrogate.

El libro, propiamente dicho, ya es una delicia, todo en él está cuidado, portada, tipografía, la cinta para marcar la lectura…
La historia en sí es mágica, muy inglesa. Una enorme casa aislada en los páramos y sometida a las inclemencias del tiempo, fantasmas, té, niebla, misterio, suspenso romántico, personajes oscuros y trastornados… Y la escribe una amante de la literatura del siglo XIX, la de Brontë, Collins, Dickens.
Trata sobre una escritora veterana, Vida Winter, que encarga a una joven especializada en biografías que escriba la suya, mientras ella se la narra a diario. La otra protagonista de su vida es su gemela, ambas eran pequeñas y estaban recluidas de la sociedad en un caserón junto con excéntricos familiares.
El cuento número trece, del que se habla en el libro, es el último de una novela de la Srta. Winter, que nadie se ha atrevido a escribir ni terminar. Curiosamente el contenido de ese cuento es lo que menos importa en nuestra novela.
Aquí se trata la pasión por la lectura, haciendo homenaje a clásicos imperecederos como Rebeca, Jane Eyre, Cumbres Borrascosas o La dama de blanco. De hecho ya he comentado antes que toda la historia bebe de este tipo de literatura, dándonos claras pistas sobre los gustos literarios de Setterfield.
Plagada de elementos de las novelas góticas, esta novela atemporal es rica en atmósferas y profundamente emotiva. Permanece en una época indefinida, no se plantea ni por la autora de manera explícita, ni por los datos que aporta, lo cual hace la lectura aún más enigmática.

Con un buen planteamiento y hábilmente narrada, aunque al principio cuesta un poco coger el hilo, pero tiene el punto justo de intriga para hacerte devorarlo sin darte respiro, pues una vez se empiezan a atar cabos no puedes parar de pasar páginas hasta llegar al sorprendente desenlace.

Hay libros con los que la costumbre de leer se convierte en un auténtico placer. Este es uno de ellos.

La princesa prometida

Título: La princesa prometida
Autor: William Goldman
Título original: The bride princess
Editorial: Martínez Roca, 2005
Encuadernación: Rústica
ISBN: 9788427030633
Páginas: 504


“Nos amamos… ¿crees que esto ocurre todos los días?”

Hay cosas que te acompañan toda tu vida. Yo crecí con La Princesa Prometida.

Todos la hemos visto repetidas veces, de hecho, algunos no nos cansamos de hacerlo. Nos sabemos los diálogos, nos hemos sentido cerca de los personajes, hemos estado en Los Acantilados de la Locura esperando al temible Pirata Roberts, en el Bosque de los Ladrones huyendo de la Brigada Brutal, repitiendo en voz alta “Hola, me llamo Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, ¡prepárate a morir!”, nos hemos enamorado del dulce Westley… ¿Quién no querría un “muchacho” así? Ojalá respondiera “como desees”…

Libro y película se complementan a la perfección. En él, William Goldman ha conseguido que el lector forme parte la historia y se sitúe en cada uno de los escenarios, siendo partícipe de esta historia de aventuras, amistad, valor, intriga, amor verdadero.

Empieza siendo un resumen de otro libro. El narrador explica que era su libro favorito de pequeño, ya que su padre se lo leía, haciéndole engancharse de tal manera a la historia, que desde entonces quiso ser escritor. Cuando su hijo se hace mayor, decide remover cielo y tierra en busca de ese libro para compartirlo con él como hacía su padre hace años; sin embargo el crío es incapaz de leerlo, se aburre con él. Al comenzar él mismo a leer el libro, se da cuenta de que no es el cuento que su padre relataba noche tras noches, sino que explicaba la historia de Florín y además era bastante denso. Su padre simplemente le leía las partes interesantes. Por ello decide re-escribir la historia, redactando la que conocemos todos.

Plagada de toques de humor y acotaciones que él mismo hace, explicando por qué ha decidido suprimir algunas partes de la historia, Goldman nos introduce en un mundo onírico, un tanto predecible, pero que no carece de encanto, con personajes entrañables, tales como un gigante al que le gusta rimar, una princesa que es pura belleza hueca, un granjero convertido en un temible pirata…en fin, todos sabemos quiénes son.
El libro te engancha ya en el primer capítulo, pese a un prólogo denso; en él destacan sus buenísimos diálogos y frases míticas que se repiten tanto aquí como en la película, siendo fácil reconocer cada escena y cada palabra en voz de todos los personajes.

Sin duda, un libro que no me cansaré de recomendar a todo el mundo, en el que, con un desenlace redondo, los capítulos finales nos dejan un sabor amargo y trágico.
¡Inconcebible!