Título:
Las flores de la guerra
Autor: Geling Yan
Título original: The flowers of War
Editorial:
Punto de lectura, 2013
Encuadernación:
Rústica
ISBN: 9788466326742
Páginas:
255
Bueno,
esta es una de esas veces en las que no sabes si quedarte con el libro o con la
peli. Me explico.
Fui a
verla al cine (me pierde Christian Bale, apaaaarte de parecerme un actor muy
bueno) y salí literalmente bañada en lágrimas, también sí es cierto que me
pilló en una época un poco baja y en fin; la historia me pareció muy dura, pero
me encantó.
Sí es
cierto que la novela y su adaptación no se parecen en absolutamente nada, salvo
en el título, en que hay un grupo de niñas y otro de prostitutas… y de que
están en guerra.
Nos
metemos de lleno en la Segunda Guerra Chino-Japonesa, más concretamente, diciembre
de 1937, en el inicio de esas –aproximadamente- seis semanas horribles que se
conocen como la Masacre de Nanjing (por cierto, no he podido evitar buscar
información tras leer la novela y quedé de piedra).
Estamos,
como digo, en plena guerra, en la capital china de Jiangsu, Nanjing, los
japoneses han entrado en la ciudad causando estragos y vendiendo a sus
residentes una moto que no anda, con publicidad y todo. Es entonces cuando
empieza un terrible ataque contra la población civil, en el que fueron
asesinados una barbaridad de ellos de las maneras más crueles e inimaginables,
pasando por brutales violaciones a niñas y mujeres, sin tener en cuenta clase
social ni mucho menos edad.
Pero
ojo, aquí no se nos cuenta de manera explícita nada de eso, sin embargo, se
palpa perfectamente esa barbarie y desamparo. No sé qué es peor.
En el
desván de una parroquia, se encuentra un grupo de niñas, estudiantes de no más
de catorce años, la mayoría de ellas huérfanas y todas al cuidado del padre
Engelmann, el diácono Fabio y los dos empleados Ah Gu y George Chen (salvo el
padre, son todos chavales jovencitos que llevan años conviviendo, pues han ido
a parar ahí por diferentes razones): es la parroquia de Santa María Magdalena.
Mal alimentados, sobreviven y conviven como buenamente pueden, con las crías
escondidas arriba, asustadas por las noticias que reciben del exterior,
obligadas a madurar de golpe por todo lo que está pasando, entre indignación y
desesperanza.
Este
“equilibrio” se ve roto por una especie de dilema moral, cuando irrumpen en la
parroquia un grupo de jóvenes prostitutas pidiendo asilo… que al final acaban
recibiendo en el sótano de la cocina, para desagrado de las niñas sobretodo.
Geling
Yan nos narra, entre las líneas de una historia ficticia, hechos acontecidos de
verdad, aunque cueste creerlo, con maestría y elegancia, invitándonos a una
lectura sencilla, sin florituras y no por ello fácil de olvidar.
Los
personajes están dibujados a la perfección, incluso los que no tienen demasiada
relevancia en la historia, de muchos de ellos nos cuentan su vida mediante
flashbacks, por lo que quizá podamos llegar a entender sus pensamientos además
de su carácter, hasta somos partícipes de la pequeña jerarquía que se crea en
esa convivencia-casi-a-la-fuerza.
Una
novela que no puedo dejar de recomendar, me ha gustado mucho, aunque al igual
que cuando vi la película, ha sido inevitable tanto el lagrimeo (sobretodo al
final, mención especial para ese EPILOGO, que pone los pelos de punta y coloca
un nudo en la garganta), como el pensar en los desequilibrios que causan esta
muestra de conflictos, en los que se pierden todo tipo de valores, dando igual
todo.
Corred
a leer el libro. Y luego ved la peli. O al revés, como queráis.
Frase:
Shujuan recordó el día en que escuchó a Doukou tocar “La recogida de las hojas
de té” con aquella pipa de una sola cuerda. En aquel momento le había sonado
tan opresiva como una marcha fúnebre. En cambio ahora le parecía la música más
hermosa que jamás había escuchado.