Autor: Carlos
Ruiz Zafón
Editorial:
Edebé, 2007
Encuadernación:
Tapa blanda
ISBN:
9788423687268
Páginas: 287
Tenía
ganas de volver a leer a Zafón, así que tras leer la Trilogía de la Niebla hace
unos años, he decidido retomar con este. Y ha sido un acierto.
Estamos en
Barcelona, la historia transcurre en un corto periodo que va de finales de los
70 a mayo del 80 y su protagonista, Óscar, nos hace de narrador de la misma.
Empieza
contándonos que se ha escapado, que ha huido y le ha encontrado un policía que
le ha aconsejado llamar a sus tutores; acto seguido, nos situamos en el
internado donde el adolescente reside.
Paseamos
por las calles de la Ciudad Condal, que Zafón nos describe creando una
atmósfera fantástica, para ir a parar a una casa, junto a Óscar, sin saber si
quiera por qué hemos acabado ahí. Para su sorpresa –o no-, el sitio está
habitado, así que deja de cotillear y sale por patas como alma que lleva el
diablo… cuando se quiere dar cuenta, cae en que se ha llevado un reloj perteneciente
a un tal Germán. Cuando por fin decide devolverlo, se encuentra con Marina, que
también reside en la casa, y aquí empieza la chicha.
Decir que
de entrada me ha costado engancharme a la lectura, ¿la razón? Ni idea… tampoco
a todos nos tiene que volver locos lo mismo (¡y menos mal!), pero a medida que
iba avanzando, me iba interesando más la historia que estaba descubriendo
nuestro protagonista.
Quizá me
haya pasado porque no me creo a ninguno de los tres personajes principales, me
ha parecido todo demasiado casual y bien hilado y tanto Marina como su padre me
resultaban excesivamente poco realistas… sin embargo, en el momento en que nos
han ido descubriendo toda la tralla acontecía en el pasado… Esto ya es otra
cosa. Es más, salvo la novela por esto.
El punto
fuerte, sin duda, las descripciones y la ambientación creadas por el autor, me
parece brutal cómo hace que todo resulte tan visual que puedas creerte dentro
de las páginas sin resultar cargante; no todo el mundo consigue esto y es algo
que me gusta mucho.
Si bien,
de lo que llevo leído suyo -todos los juveniles-, me sigo quedando con El
príncipe de la niebla, sí la recomendaría, aunque me haya costado un poco, me
parece una buena historia, MUY muy Burton (de cuando Burton molaba) en general.
Aún con
ello, muy entretenida.