Título: Como agua para chocolate
Autor: Laura Esquivel
Editorial: Debolsillo, 2003
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788497592314
Páginas: 216
Leí esta novela hace muchísimo, después de quedarme maravillada
tras ver su adaptación cinematográfica, que alquilé en su día y para variar,
recomiendo.
Recuerdo que la ví en invierno tronchada el sofá, con mi manta y
mis palomitas… sin saber exactamente de qué iba (sí, también lo hago con las
pelis). Y me encantó, así que no pude más que correr a por el libro.
Pongámonos un delantal y hagamos una mezcla de todo un poco,
echemos en un mortero un buen puñado de amor e incorporemos poco a poco
fantasía, machismo, clasismo, fantasmas y drama, aderezándolo con cierto toque
de telenovela. Añadamos otra pizca de humor y una cucharada colmada de
erotismo.
Y voilà, “Como agua para chocolate”.
Estamos en los inicios del siglo 20, en un rancho de Latino
América. Tita y Pedro son dos jóvenes que se aman con locura, sin embargo, su
relación está condenada al imposible. Ella es la hija menor de la familia, así
que por tradición, debe permanecer soltera y cuidar de su tirana y déspota Mamá
Elena, que la hace su esclava hasta el último instante de su vida.
Así, Pedro, para permanecer lo más cerca posible de Tita y vivir
bajo el mismo techo, decide casarse con su hermana Rosaura, que todo lo que
tiene de fea, lo tiene de amargada.
La chica vive con las empleadas de la casa, Nacha y Chencha, que
le dan el cariño del que se ha visto despojada.
Para regocijo del lector, los “malos” (o en este caso, malas) de
la novela, se ven castigados cruelmente, sobretodo la hermanísima, que contrae
una desagradable enfermedad hasta consumirse del todo…. y que no voy a contar,
puesto que es digna de ser leída.
La cocina se convierte en el espacio de poder para Tita, pues
tiene muy buena mano, ya que pone cada sentimiento en cada uno de sus platos.
Literalmente.
Nos va dejando meter la nariz en su cocina y en su libro de
recetas, que marcan periodos de su vida a lo largo de la novela.
Esquivel nos regala esta peculiar historia, cuyo punto fuerte a
destacar es la forma de narrar la misma mediante las recetas de cocina que Tita
prepara, dando paso tras ellas al capítulo que sigue.
Así pasa de ser una trama amorosa trillada, para convertirse en
una pequeña joyita, con un final que a más de uno hará saltarse la lagrimilla.
Realismo mágico puro y duro.