Título: La
ladrona de libros
Autor: Markus
Zusak
Título
original: The book thief
Editorial:
Lumen, 2007
Encuadernación:
Rústica
ISBN:
9788426416261
Páginas: 544
Hoy, un libro que llevaba en mis estanterías desde que salió (sí, soy este tipo de gente) y no me dio por leerlo hasta hace relativamente poco, con una lectura conjunta que organicé en instagram.
Bien, ya la ambientación es de las que me gana sin haber empezado: Segunda Guerra Mundial. Siempre es un periodo que me resulta interesante y del que me gusta leer –aunque normalmente son siempre dramones que me dejan con una mezcla de mosqueo, tristeza e indignación-, así que entre esto y el título, conmigo fue pescar en un barril.
En esta ocasión, tenemos a la ladrona de libros, que manga el primero de ellos de una de las famosas piras que organizaban estos bárbaros… aunque no sabe leer. Es su padre de acogida el que la enseña, con paciencia infinita. Y es que Liesel es una joven a la que refugian los Hubermann después de quedarse sola y ver morir a su hermano pequeño.
Con una
narradora nada habitual y casi en forma de cuento, no van contando la historia
de Liesel, cómo va avanzando en su día a día, entre pesadillas y analfabetismo,
mientras su madre le dice palabras amables -¡ja!- y su padre –el “amigo de los
judíos”- toca el acordeón.
La historia no nos lleva a campos de concentración, aunque se nombra Dachau, nos deja en esa pobre gente que sobrevive sufriendo las consecuencias de la guerra en una pequeña población alemana. También nos deja una convivencia peculiar en casa de los Hubermann, tanto por los padres como con ciertas cositas que suceden en la trama y alimentan la tensión; somos partícipes de cómo la ladrona de libros aprende a leer y cómo hace honor al nombre de la novela, entre juegos y pequeños hurtos con los chavales del barrio… que también nos dejan ver pinceladas de esas Juventudes Hitlerianas que tanto dieron que hablar.
Con un dramón brutal de trasfondo, el autor construye una novela con momentos súper tiernos, con una forma de narrar que o bien te deja indiferente, como te puede encantar. Yo soy del segundo grupo, creo que le viene muy bien. Incluso cuando el propio libro se autospoilea y te deja con cara de “¿perdooona?”.
Una novela
súper disfrutable, que se lee tremendamente rápido, con personajes muy
distintos entre sí y todos ellos bien perfilados, aún los que no tienen
demasiado protagonismo.
El autor
nos deja momentos con ciertos toques de humor, sobre todo entre los chavales,
lo que le viene fenomenal a la historia, con ese maravilloso personaje que es
el padre adoptivo y que me ha encantado, mi favorito, junto con esa narradora
poco común y que nos da dejando anotaciones de vez en cuando de cosas a tener
en cuenta.
Y luego viene ese final demoledor, que te golpea como un bofetón seco y contundente. Y te quedas KO.
Me ha
encantado.