Título:
Harry Potter y el prisionero de Azkaban
Autor:
J. K. Rowling
Título original: Harry Potter and the Prisionero of
Azkaban
Editorial:
Salamandra, 2000
Encuadernación:
Tapa dura
ISBN: 8478885196
Páginas:
360
Tercer
libro de la saga protagonizada por Harry Potter, tercer año en Hogwarts y, de
momento, el libro que más me ha gustado de los que llevo leídos.
Allá
vamos.
Volvemos
de nuevo a casa de los tíos de Harry, que, para variar, le traen por la calle
de la amargura y lo tratan fatal. Así que no aguanta más y se larga de casa,
sin pensar en qué hacer ni dónde ir, pues todavía queda tiempo para que empiece
el curso.
Pero,
para su sorpresa (y la mía), lo recoge el autobús noctámbulo; es el transporte
de emergencia para magos o brujas que se encuentran en la calle por la noche,
maleta/ baúl en mano, además por un módico precio, puedes dormir y hasta te dan
una taza de chocolate.
Así,
Harry pasa los días en el Callejón Diagon, en un hotelillo que pertenece a la
taberna; aprovecha para estudiar y conocer todas y cada una de las tiendas, así
que aprende un montón durante lo que le queda de vacaciones.
Corre
el rumor de que ha escapado un peligroso asesino en serie de la prisión de
Azkaban, un villano que fue cómplice de lord Voldemort: Sirius Black. Y cómo
no, va a por Potter.
Suerte
que los dementores están tras él e incluso aguardan en los alrededores de
Hogwarts para que nadie sufra ningún daño… aunque debes tener cuidado si te
cruzas con ellos, son realmente peligrosos, pues se alimentan de la felicidad y
los buenos recuerdos de los magos, hasta absorberlos por completo y hacerles
desdichados. Que se lo pregunten a nuestro protagonista.
Tenemos,
de momento, la historia más madura de la saga; se nota tanto en el número de
páginas como en las vivencias de nuestros personajes, y es que se nota que van
creciendo a medida que avanza la saga. Es un detalle que agradezco a la autora,
me parece super cuidadosa en ese aspecto.
Otro
que me encanta es el cuidado de los personajes, pues en este libro nos da dos
de los que me he enamorado por completo: el profesor Lupin, el nuevo maestro de
Defensa contra las Artes Oscuras (desde luego, esta signatura está gafada),
todo un acierto y uno de los que me sorprendió de verdad. El otro es Sirius
Black, el mega villano sobre el que gira toda la historia y que, aparece poco,
pero se hace notar ¡y de qué manera!.
La
autora nos deja además otro lugar mágico que toma bastante protagonismo:
Hogsmeade.
Es el
único pueblo íntegramente mágico de todo el país y se encuentra situado en las
inmediaciones de Hogwarts, pero solo los alumnos que pasan del tercer curso
pueden ir. Aquí está la archiconocida Honeydukes, la mejor y más surtida tienda
de caramelos y dulces, todos los alumnos están locos por ir ahí. También está
la Oficina de Correos (que es algo así como lechuzalandia) y Las Tres Escobas,
taberna ultraconocida gracias a su riquísima cerveza de mantequilla. Otro lugar
importante, pero no tan agraciado, es la Casa de los Gritos, que es considerada
la más embrujada del país… y sólo el exterior pone los pelos de punta.
El
único problema es que para ir, los alumnos han de tener autorización firmada
por sus familiares.
Adivinad
quién no la tiene.
De
nuevo, Rowling nos embarca en sus aventuras, cada vez, insisto, más curradas.
Por supuesto, como no podía ser menos, tenemos animal mágico al canto, al igual
que en las dos entregas anteriores (más o menos nos hacemos idea por la
portada)… y los que hayan leído los demás, se imaginarán qué personaje tan
entrañable como enorme está loco por estos animales.
Destaco,
el hechizo estrella del libro… que no voy a mencionar, ya que quiero hacer el
menor atisbo posible de spoiler; pasando después, como he comentado antes, a la
evolución de los personajes a medida que avanza la historia, tanto en el libro
que traigo hoy, como en general; se les nota la madurez y por supuesto, la
autora sabe que sus lectores crecen a la vez que sus personajes. Y es un
detalle que me gusta mucho.
Además
del momento padrino, que casi me muero. De mis favoritos del libro, super
emocionante.
Ando ya enfrascada en el cuarto.