Título: Papá
Piernaslargas aka. Papaíto Piernaslargas
Autor: Jean
Webster
Título
original: Daddy-Long-Legs
Editorial:
Turner, 2015
Encuadernación:
Tapa blanda
ISBN:
9788416354047
Páginas: 204
A este le tenía muchas ganas porque siempre había leído muy buenas opiniones… y porque es epistolar.
Bien,
tenemos a una niña protagonista, nuestra “narradora” Jerusha Abbott, que se
cría durante sus 17 años en un orfanato, con lo que ello conlleva (el libro es
de 1912); sin embargo un día, sin venir a cuento –literal-, un señor rico decide
encargarse económicamente de ella para que pueda formarse y tener estudios
universitarios… con la condición de que le escriba cartas contándole sus
progresos. Es aquí de dónde nace el mote que le pone la cría, de manera
cariñosa y que da nombre a la novela.
Si ya de por sí tiene un punto extraño, la guinda del pastel es que la niña no le ve nunca ni sabe quién es ni qué aspecto tiene, ni nada de nada.
Y lo de pastel me viene al pelo, ya que es una historia que te puede hacer subir el azúcar hasta límites que rebosan el vaso tamaño familiar.
Sí es
cierto que tenemos una historia tierna, me encantó el personaje de la chica,
con sus puyas hacia la desigualdad, el sentido del humor que tiene y la
inocencia que muestra durante todo el libro, donde la vemos crecer y madurar e
incluso enamorarse, donde nos hace partícipes de su día a día y de las
chorradas graciosas de la adolescencia.
También es cierto que el nivel de ñoñería es extremo, al menos para mí.
Sin embargo, pasa de parecerme esa historia repleta de ternura y caramelos y todo de color rosita bebé para que con el giro final me cause un rechazo brutal. Esa última carta me mató, de hecho estaba leyéndola, cerré el libro y miré al infinito pensando “¿por qué?”. Al terminarla no mejoró (no guardaba esperancita tampoco).
Lo siento,
pero para mí es un no rotundo, es una mezcla de mucho asco con ganas de prender
fuego a todo.
Y es curioso, porque no recuerdo ningún libro con el que me pase esto aún después de tantos años de haberlo leído.
Es de esos libros con los que no entiendo su fama, quizá en esa época, pero pfff… en serio, no, es enfermizo y me hizo replantearme esos toques reivindicativos de Jerusha que tanto me gustaron y que se me fueran de un plumazo.
Tiene cuatro
adaptaciones cinematográficas (1919, 1931, 1938, 1955) y un anime (1990), a los
que no me acercaré ni loca.
3 comentarios:
Uys, ese exceso de azúcar me echa para atrás. No creo que me anime.
Besotes!!!
Por lo que cuentas lo voy a dejar pasar.
Saludos
Pues está claro que tampoco es para mi, lo excesivamente romántico o dulce me aburre soberanamente.
Besitos.
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