Título: El
libro de los portales
Autor: Laura
Gallego
Editorial:
Minotauro, 2013
Encuadernación:
Rústica
ISBN:
9788445001301
Páginas: 496
Laura Gallego es autora de uno de mis libros favoritos (La Emperatriz de los Etéreos) y de un libro que me encantó (Todas las hadas del reino), sin embargo, fuera de ahí me cuesta muchísimo.
La premisa de este me moló muchísimo, tenemos una ciudad principal, donde todo está interconectado mediante portales a través de los que se viaja en un periquete a casi cualquier lado; dichos portales, se encuentran pintados en diferentes paredes y además son de un material muy específico, que se encuentra en las minas; además, para aprender a pintarlos, debes estudiar en la Academia de los Portales… a la que por supuesto no puede ir cualquiera.
Bien,
planteado esto, tenemos a nuestros personajes principales en cada uno de estos
sitios: en el último año de la Academia, picando en la mina, en una granja
rodeados de pobreza pero con un talento innegable para el arte.
Poco a poco, las vidas de todos ellos se van entrelazando de distintas maneras, pero teniendo en común los portales mágicos. Se junta con una subtrama de misterio bastante interesante, pero se tuerce pasada la mitad del libro.
Según he
leído, es una novela para público juvenil más adulto, aunque sigue siendo
juvenil, no es algo que me moleste ni me preocupe, pero sí es cierto que llega
un punto en que según va llegando el desenlace, se van atando cabos de una
manera predecible y quizá algo forzada que no me convenció nada. Me sobra
totalmente la parte amorosa, es que no tiene ningún sentido aquí, no funciona
ni como salseo.
Y es una pena porque tiene personajes súper potentes, alejándose de las protagonistas femeninas absurdas con las que me he cruzado cuando la he leído últimamente, cosa que agradecí un montón.
No sé, a mí no me ha funcionado, se lee bastante fluido, las descripciones son justas y precisas sin enredarse de más, los diálogos son bastante creíbles… pero lo dicho, para mí ha sido otro NO.
Y no, aún
no he catado ni sus Crónicas de la Torre ni he ido a Idhún.
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