Título: De
profundis
Autor: Oscar
Wilde
Título
original: De profundis
Editorial:
Verbum, 2020
Encuadernación:
Tapa blanda
ISBN:
9788413371795
Páginas:
132
Wilde es un escritor que me encanta, siempre disfruto sus obras y de hecho, me las voy racionando para ir leyendo de vez en cuando.
En esta ocasión, le tocó el turno a la más personal y distinta de todas. Y desde luego no deja indiferente.
Se
trata de una epístola, escrita mientras se encontraba en prisión, condenado por
sodomía –hacia 1897-, y que se inspira en el salmo 130; sin embargo no se
publica hasta 1905, después de su fallecimiento.
La carta en cuestión estaba dirigida al que fue su amante, Lord Alfred Douglas, al que se refiere como amigo todo el tiempo.
Inicialmente,
nos encontramos una lectura triste, desgarradora, de puro despecho y llena de
reflexiones, en la que le echa en cara la forma en que se aprovecha de él, de
su posición, de su dinero; pasando también por una tirada de orejas hacia él
mismo, precisamente por permitir todo esto.
¿Qué sucede? Que se hace extremadamente denso y repetitivo.
Me da mucha rabia, porque empatizo mucho con el autor y su despecho, por todo lo que le echa en cara al otro, aún siendo consciente del éxito que tenía su trabajo y en lo que se estaba convirtiendo a nivel social, sabiendo que la relación con Lord Alfred afectaba a su trabajo, e incluso que se estaba aprovechando de él.
Me parece triste, he tenido esa sensación todo el tiempo, porque no deja de ser una retahíla de cosas que necesita decirle y echarle en cara a este señor, e incluso decírselas a sí mismo, un desahogo brutal teniendo en cuenta los acontecimientos y las consecuencias para uno y para otro. Teniendo en cuenta dónde se encontraba y que no podía enviarle la carta de ninguna manera, hasta que saliese de prisión.
Aún
así, lo siento, pero se me ha hecho muy muy pesado. Me ha costado un montón
terminarlo aún siendo una lectura súper cortita.
Pero
es Wilde y se le quiere.
Volveré
a por más.
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