lunes, 21 de febrero de 2011

Relato: Amanecer

Con este participé en un concurso hace un par de años, en Aullidos.
Es un tocho, lo sé  XD





            Ese día estaba nerviosa, por fin nos íbamos a conocer después de… ¿cuántos meses? Perdí la cuenta… Había conocido a Darío en un chat, una tarde aburrida de lluvia y nada que hacer en casa, alguna vez había entrado en alguno, pero por lo general me producían sopor. Sin embargo esa tarde, era domingo, llovía, no tenía planes… y me mataba el aburrimiento, así que encendí el ordenador y tras leer un par de correos, me puse a ello. Después de unos veinte minutos, él me abrió una ventana de conversación, el chico era aparentemente normal y me resultaba agradable hablar con él, era un completo desconocido pero tenía una amena conversación que me mantuvo absorta durante un par de horas, sin tener en cuenta que había perdido completamente la noción del tiempo. Como no era habitual para mí pasarme las horas muertas en páginas de ese tipo, le di mi correo electrónico, le encantó la idea de poder hablar en otra ocasión conmigo. También se le habían pasado volando esas dos horas, lo cual me agradaba bastante, no voy a mentir.
            Transcurrieron los meses y cada vez hablábamos más a menudo, a la vez que íbamos tomando confianza a la hora de conversar sobre cualquier cosa… coincidiendo en unas opiniones y discrepando en otras, en fin, lo normal. Mi compañera de piso, Aroa, me escuchaba hablar de Darío cada vez con más frecuencia, no le molestaba la idea, pero tampoco estaba del todo de acuerdo por aquello de que él era un desconocido al que había conocido en la red…bla, bla, bla… a ella nunca le habían atraído estas cosas y sin embargo participaba en un par de foros, lo que, según ella, era diferente. Por mucho que yo la dijese que no pasaba nada, Aroa seguía en sus trece y yo en los míos.
            Un día, pasado un tiempo después de habernos conocido, quizá semanas, me propuso mandarnos alguna foto para así saber con quién estábamos hablando realmente. Bueno, era un avance. Cuando recibí la suya creía haberme quedado sin respiración… era guapísimo, realmente atractivo, moreno, de facciones marcadas, piel pálida pero ligeramente dorada, barba de tres días… si seguía mirando la foto estaba segura de que me derretiría. Llamé a Aroa para que viniese a ver a mi “freakie” de Internet. Se quedó de piedra. De hecho me animó a quedar con él en cuanto me lo pidiese… Resulta que ya no le parecía tan extraño y ya no estaba tan en desacuerdo con que hablase con él, Miss Superficial al ataque… Entonces me pidió una foto mía, era lo justo, le mandé una que me había hecho Aroa la semana anterior. Ella insistía en que salía genial ahí, así que pulsé el botón “enviar”. Darío me dijo que le parecía preciosa, que le encantaban mi pelo y mis ojos… yo no le dije que me sonrojé en ese momento y tampoco que fui capaz de reprimir una sonrisa que me atravesó la cara (mucho menos que Aroa estaba repentinamente loca por él).
            Seguimos hablando durante mucho tiempo, cogiendo cada vez más confianza y abarcando cada vez más temas. Me resultaba una persona tan interesante, que me apenaba haberle conocido en un sitio como Internet en lugar de en un bar de copas o algo así, porque lo que era en el trabajo… estaba claro que no, además esos días estaba hasta arriba en la oficina y no tenía mucho tiempo de hacer vida social por allí.
            La primera vez que quedamos en vernos fue a mediados de verano, finales de julio creo recordar. Hacía bastante calor, por lo que nos citamos estando ya bien entrada la tarde. Era como un semi Dios musculoso, realmente sexy aunque bastante pálido. Me sonrió y sentí que las piernas se me doblaban como chicle. La tarde transcurrió mucho mejor de lo que pensaba con Darío, su conversación me embriagaba y no quería que llegase la hora de irme a casa. Quedamos en vernos después del verano, ya que yo me iba de vacaciones durante el mes siguiente y él tenía unos asuntos entre manos de los que no me quiso hablar demasiado… tampoco le di mucha importancia, sinceramente.
            Aunque mantuvimos el contacto durante el resto del verano tanto por correo electrónico como por teléfono, ambos teníamos muchas ganas de vernos. Pero nuestra siguiente cita no fue ya hasta finales de septiembre.
            Por entonces el tiempo había cambiado, refrescaba bastante estando ya bien entrada la tarde y más todavía siendo ya de noche, además empezaban las lluvias de otoño y perdíamos un poco de libertad a la hora de irnos a pasear, como hicimos el primer día. Me invitó a cenar, ya había ido alguna vez a un restaurante indio con Aroa y la comida me gustaba bastante, por lo que me encantó la elección… y más viniendo de él. Me encantaba hablar con Darío, sentir como me miraba y me sonreía, rozaba mi mano o me acariciaba discretamente el pelo. Con suma sinceridad, deseaba que esa noche acabase mejor que la primera vez que nos vimos bajo el calor soporífero del ya pasado verano.
            La cena transcurrió normal, bebíamos vino, hablábamos, reíamos… antes de los postres, fui un instante al servicio y al volver había servido otra copa de vino y también pidió mi postre. Me sonreía de una forma especial. Apuré mi copa y seguimos nuestra conversación, esta vez hablando de nada en particular, decía que le encantaba pasar el tiempo conmigo, que le parecía muy dulce… y mientras yo reía notaba un ligero dolor de cabeza que subía desde tras las orejas hacia las sienes. Traté de disimularlo limitándome prácticamente el resto del tiempo a asentir y sonreír, sonreír y asentir, pero el dolor cada vez era más punzante. Cuando terminamos de cenar, Darío pagó la cuenta y yo me dispuse a ir al servicio para refrescarme un poco, con el fin de que el dolor desapareciese, sin embargo sentí un fuerte pinchazo y un inmenso mareo. Me sujetó jocoso, gastándome bromas sobre mi poca tolerancia al alcohol, pero yo no había bebido tanto como para encontrarme tan sumamente mareada. De hecho creo que empezaba a ver doble… y ese dolor persistía resultando realmente incómodo.
            Respiré intensamente deseando que el mareo y el dolor persistieran. Nada. Ni un poquito. Después de lo que me pareció una eternidad llegamos al coche en el que Darío llegó al restaurante, un flamante Volvo negro, iba totalmente ligado a su estilo sexy e informal. ¿Por qué tenía que pasarme eso justo esa noche?
            Esperamos un rato apoyados en el coche mientras el aire refrescaba mi cara, él era realmente paciente, yo estaba enormemente mareada y me pareció que el contacto con el aire fresco hizo justo el efecto contrario que yo deseaba. Me dijo que no me preocupase, que él me llevaba a casa y yo, medio ida, acepté su ofrecimiento.
            Juro que ese dolor me hacía sentir que mi cráneo estaba siendo taladrado y, sinceramente, el mareo no ayudaba lo más mínimo a experimentar un atisbo de mejoría. Ya montados en el coche, tuve que bajar la ventanilla, pues parecía que el aire no llegaba a mis pulmones a pesar de tomarlo a bocanadas, y con él en marcha, todo iba a peor. Las luces se emborronaban juntándose mi mareo con la velocidad del vehículo, los sonidos de la noche se mezclaban con la ligera música que Darío puso, un poco de rock suave quizás, o no, quizás no… la verdad es que no lo recuerdo, podrían haberme dado un bocinazo pegándose a mi oído que no habría notado la diferencia. Empezaba a sentir náuseas y la frente se me empapaba de sudor frío. Estupendo, algo de mejoría. Con un poco de suerte empezaría a tornarme verde o amarillenta.
            Darío me miraba de reojo, preguntándome de vez en cuando si me encontraba mejor, sin embargo su voz me sonaba robótica a cada pregunta, ¿o era el mareo? No, era él. Seguramente preguntaba por compromiso mientras deseaba dejarme en casa… ahora que caía en la cuenta de que… ¿Darío sabía dónde vivía? Yo diría que no… No, claro que no lo sabía, era imposible, pero él me había dicho que me llevaba a casa… Tanto dar vueltas a la cabeza me confundía todavía más y el dolor aún era algo más intenso. Creo que quedé inconsciente durante un corto periodo de tiempo, aunque podría haber estado durante horas y no lo habría notado. Abrí los ojos y los párpados me pesaban una bestialidad, los sonidos parecían distorsionarse a mi alrededor y las cosas estaban ligeramente borrosas.
            Llegamos a lo que supuse sería su casa. Vivía en las afueras, en un discreto adosado con un pequeño jardín y garaje propio. Muy mono, tampoco reparé mucho ya que me llevaba prácticamente arrastras tirando de mí con fuerza, pues en esos momentos era como un peso muerto al que sus extremidades no le respondían. En esos momentos estaba más que aturdida, sentía miedo, Darío ya no me hablaba, ni me sonreía, ni era dulce conmigo. Iban a salirme moretones de lo fuerte que me agarraba el brazo para que no me cayese al suelo, cada vez que levantaba la vista para verle, la visión se me nublaba, veía doble, los pinchazos eran horribles e incluso babeaba. Me acordé de Aroa, qué pensaría ella de todo esto… qué pensaría de mí, de él… probablemente diría que me habían drogado… probablemente tendría razón…
            Tras una eternidad y con todo mi cuerpo dolorido después de arrastrarme prácticamente por todo el jardín hasta llegar a la entrada de la casa, me dejó en el suelo para abrir la puerta. No me podía mover, era como tener todo el cuerpo dormido, pero sin ese hormigueo característico por ninguna parte, en ese momento volvieron las náuseas y, sin darme tiempo ni a pensarlo, vomité. Era asqueroso. Él me miraba de reojo sacudiendo la cabeza y  gruñía algo inteligible. Entonces la puerta se abrió, recuerdo la estancia poco iluminada, olía a humedad, como una casa que lleva meses cerrada. Me dejó tirada en medio de lo que imaginé que era el salón y se marchó de ahí un momento… qué buen anfitrión.
            Desapareció, pero no supe en qué dirección, podía mover ligeramente los brazos pero éstos no sostenían mi peso como para intentar levantarme un palmo del suelo mugriento. Una cucaracha pasó pegada a mi brazo, me moría del asco y no podía hacer un simple aspaviento para que se largara, soplé con el mismo fin, sollozando entre el asco, el dolor y el pánico… no quería gritar. Pero de repente oí un alarido, un grito desgarrador, venía del piso de arriba. No, de abajo. Otro. Éste era aun más fuerte y sí que venía de arriba, cada vez estaba más aterrorizada, pero por lo menos el mareo se había disipado un poco. Aun así seguía sin fuerzas para mantenerme de pie y aquello estaba tan oscuro que no podía ver nada con claridad, mas que muebles viejos, cortinas rasgadas, lámparas rotas… la iluminación de la estancia constaba de velas y mi mareo no ayudaba demasiado a distinguir entre las sombras, que parecían moverse y yo no sabía si realmente era así o no. Además seguía faltándome el aire y ese olor tan intenso a humedad y cerrado ayudaba más bien poco. Con ayuda de la poca fuerza que tenía en los brazos, me arrastré hacia la puerta, sentía las cucarachas rozando mis manos y suponía que también mis piernas, las lágrimas resbalaban por mi rostro… olía toda a vómito. Como pude, agarrándome a un pequeño mueble al lado de la entrada, conseguí levantar un poco mi cuerpo y comprobar si la puerta estaba abierta. Los gritos desoladores que se seguían oyendo por toda la casa ayudaban bastante poco a concentrarme en si venía o no alguien a buscar mi cuerpo. Me seguía doliendo terriblemente la cabeza, con esos pinchazos...
            Sentí un chasquido tras de mí, en ese momento la histeria llenó mi cuerpo y dejé escapar un sollozo de angustia que se perdió entre los horribles y constantes gritos. Alguien me agarró del pelo haciendo que mi cuerpo se doblase hacia atrás violentamente, noté un inmenso dolor en la espalda y aumentar más el de la cabeza a causa del tirón. Quedé tendida en el suelo y giré la cabeza con cautela para ver quién estaba detrás de mí. Darío, mi dulce Darío y mas allá, justo al pie de unas escaleras que guiaban hacia arriba, una mujer observando la escena con una gran sonrisa maliciosa en la cara. Mi dulce Darío me agarró de los pelos y arrastró mi cuerpo hacia aquella mujer mientras yo continuaba llorando presa del pánico, notaba que el suelo raspaba mis piernas y mis brazos, causando leves heridas de las que poco a poco brotaba sangre. Los ojos de Darío centellearon al verla y me agarró con más fuerza hasta levantarme prácticamente del suelo. El cuero cabelludo me abrasaba. Me miró como el vagabundo que lleva semanas sin comer y ve un plato de comida suculenta a dos metros de él. Sentí pánico y entonces lamió una de mis heridas, llevándose la sangre con él. Le miraba con estupefacción, creo que en esa milésima de segundo dejé incluso de llorar sorprendida por aquello, pero sin saber qué pensar y tratando de entender cómo había llegado hasta allí… entonces volvió a lamerme la sangre, esta vez succionando un poco, haciéndome daño en la herida del brazo y mientras el dolor se extendía por todo él. Siguió andando con mi cabello entre sus manos hasta que llegamos a ella.
            La mujer era realmente hermosa, también de piel pálida, con una larga y ondulada cabellera morena que caía mucho más debajo de los hombros… Darío la llamó, su nombre era Minerva y la dijo algo que no entendí al mismo tiempo que ella me miraba con interés, una mirada entre lujuria y gula que a mí me produjo ligero asco e inmenso pavor… La mujer habló, pero no entendí nada, emitía sonidos guturales de su garganta mientras me miraba de la misma forma que Darío. Clavó sus uñas en mi herida, desgarrándome la carne y llevándose ese manjar a la boca a la vez que babeaba de placer. Otro grito desgarrado me hizo temblar y salir del shock. Entonces mi dulce Darío me soltó de golpe contra el suelo y volví a quedar inconsciente.
            Desperté unos minutos después mientras me arrastraban escaleras arriba, mi cabeza rebotaba golpeando los escalones de piedra y haciendo que sangrase, primero discretamente, para después salir a borbotones de mi piel ya amoratada. El aroma que rezumaba de mi herida debió llamarles la atención porque se volvieron rápidamente a mirarme y Darío frenó en seco, Minerva pasó un dedo por la herida y después lamió la sangre de éste con gusto. Repitió la acción pasándole esta vez a Darío sus dedos untados en mi sangre por su boca, los dos se relamían con placer, me miraban y gruñían. Procedieron a seguir subiendo mi cuerpo arrastras por las duras escaleras llenas de polvo y lo que parecía sangre reseca, una vez llegamos al piso de arriba me llevaron arrastras por un largo pasillo, se veían marcas de sangre, trozos de carne pudriéndose pegados a la pared y cubiertos de moscas. Estaba tan drogada que no tenía fuerzas ni si quiera para intentar aferrarme a nada, sólo me dejaba arrastrar por el largo pasillo por mi dulce Darío que, a medida que me iba desangrando, notaba se iba poniendo algo mas inquieto y avanzaba más deprisa siendo guiado por la bella Minerva. En mi cabeza seguían pasando imágenes de la noche en el restaurante, de la primera cita con Darío, la primera conversación, su voz dulce cuando me hablaba y jugaba con mi pelo tímidamente… pensaba también en Aroa, no sabía dónde estaba ni qué estaba pasando esa noche, me había deseado lo mejor en esta cita y de momento estaba siendo arrastrada sin piedad y ensangrentada por un pasillo que a mí me pareció infinito. Volví a llorar. Estaba muerta de miedo.
            Veía las puertas de las habitaciones entreabiertas, en los suelos yacían cuerpos desnudos sin vida, algunos incluso a medio desmembrar… lloré con más fuerza y temblaba de miedo mientras reprimía mis náuseas al ver ese horrible espectáculo. Los tacones de Minerva resonaban por el pasillo sin que los gritos taparan el repiqueteo de éstos. Entonces paramos delante de una habitación en la que una chica rubia gritaba, tenía la mitad del pelo arrancado, la sangraba la nariz y la boca y llevaba la ropa hecha jirones. Nuestras miradas se cruzaron, yo tendida en el suelo y ella… una mujer la decapitó desde detrás, el cuerpo de la muchacha calló inerte al suelo mientras se desangraba y la mujer, que con esos ojos centelleantes la miraba excitada, rugió y se arrodilló para lamer la sangre. En ese momento me desmayé.
            Aun era de noche. Desperté limpia dentro de una cama con mullidos almohadones, ya no oía gritos en el pasillo, seguía algo mareada y me movía con muchísima dificultad, pero al menos el dolor de cabeza había cesado. Ya no sangraba ni tampoco olía a vómito. Pero estaba desnuda bajo las sábanas, notaba todo mi cuerpo tremendamente dolorido y cuando observé mis brazos y piernas ví que estaban llenos de arañazos y… ¿y esto? Me costó sentarme en la cama entre los cojines, pero con gran esfuerzo logré hacerlo, me miré los brazos llenos de extrañas heridas medio infectadas pero recientes… me volvió a inundar el pánico, empecé a respirar entrecortada, jadeante, noté que me faltaba el aire. Estaba llena de mordiscos por todas partes, no sólo los brazos, también las piernas, el estómago, el pecho… Quería salir de ahí, pero no sabía cómo, comencé a pensar la manera de…
            Oí el repiqueteo otra vez a lo lejos viniendo por el pasillo, tac, tac, tac… deseaba que no cesasen al llegar a la puerta de mi improvisada habitación. Mi cuerpo temblaba, lloraba desconsolada sollozando como una niña a medida que notaba ese sonido de tacones cada vez más cerca y en un gran estruendo, la puerta se abrió.
            Darío, con su sonrisa dulce y hambrienta. Vino hacia mí amenazante mientras yo suplicaba e imploraba aterrorizada, él hizo oídos sordos (aunque no se realmente si los gritos y ruegos le producían cierto placer, por su cara apostaría a que sí… mi dulce Darío… psicópata y dulce Darío…). Me levantó de los pelos y sentí otra vez mi cuero cabelludo abrasando, me agarró tan cerca de la frente que se me abrió una pequeña herida. Darío la lamió, asqueándome y haciéndome daño y me arrastró hacia la puerta. Desnuda e indefensa. Mi cuerpo marcado se topó con Minerva, que me miró con deseo a la vez que yo sentía deseo de taparme, pero ¿para qué?. Cogió mi brazo suavemente y lo levanto hacia su cara, acariciando mi piel con delicadeza, tomó mi muñeca y se la acercó a su nariz, respirando mi aroma con los ojos cerrados. Lamió mi muñeca y acto seguido, le dijo algo a Darío, que nuevamente, no entendí esos sonidos guturales emergentes de sus gargantas.
            Me llevaron en volantas por el largo pasillo salpicado de sangre y muerte hasta que llegamos a una pequeña cámara situada al final. Minerva cerró la puerta de la estancia y comenzó a encender velas mientras Darío me colocaba en una especie de mesa que había en el centro, atándome suavemente de pies y manos, sonreía mostrando sus afilados colmillos de vampiro. Ella canturreaba algo mientras él me miraba y se relamía según iba rozando mis heridas con sus dedos… mordiscos que supongo, disfrutaron mientras yo yacía desmayada. Miré hacia la única y vieja ventana que había en la habitación, estaba cerrada pero por los resquicios veía la claridad que daba fin a la noche, una larga noche para mí, que por fin estaba a punto de acabar.
            Se colocaron uno a cada lado, observándome llorar y temblar de miedo, mirando y acariciando mi cuerpo desnudo a medida que con la mirada recorrían una a una mis heridas. Minerva rasgó mi piel con sus uñas, enrojeciéndola. Grité y Darío me dio una bofetada, llevándose después el dedo a los labios mandándome callar. Entonces se acercó a mí y me mostró sus colmillos, tan terroríficamente blancos como los de Minerva, hundiéndolos en mi cuello haciéndome sentir un intenso dolor. Ella lamía mis heridas de nuevo sangrantes y mordía formando otras nuevas, haciendo caso omiso a mis alaridos y jadeos histéricos. La cabeza me daba vueltas, me mareaba, notaba el dolor del veneno de sus bocas extendiéndose por mi cuerpo a través de mi sangre.
            Creía desmayarme de nuevo, cuando entre la neblina, ví los primeros rayos de sol del nuevo día. Sentía mi piel desgarrada, me dolía incluso el alma, pues estaba ya completamente a su merced… Y es que ese amanecer, fue el fin de mi existencia.

12 comentarios:

escarcha dijo...

oooooohhhhh que buen textoooooo,
que bien narrado!!!!
te lo tenías bien escondido.
MUY BUENOOOOOOO
PLAP PLAP PLAP
APLAUSOS SHORBY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

UN SALUDO MUJER (ESPERO SEGUIR LEYENDO OTROS CUENTOS TUYOS)

Shorby dijo...

vaya!!!
pensaba que nadie lo iba a leer porque es larguísimo!! =)
muchas gracias por el comentario Escarcha, me hace ilusión ^.^
un besote!

escarcha dijo...

no es largo mujer!!
la lectura te lleva, no te das cuenta de su longitud porque está muy bien narrado.
un beso mujer

Murdock dijo...

Este lo leí en su momento. Está muy bien!

Shorby dijo...

gracias a los dos!! ;)

Margari dijo...

Pero que angustia he pasado. Me ha encantado de verdad, está muy bien escrito y se lee muy ligerito, aunque lo he pasado un poco mal. Si hasta me dolían a mí los arañazos. Gracias por compartirlo.
Besotes!!!

Shorby dijo...

Gracias a tí por leerlo :D
Besotes!

AN... dijo...

Joder es buenísimo ...me imagino que habrás publicado algo , o estarás escribiendo una novela ... Dime que hay segunda parte ...,
El tema vampirico siempre me ha gustado , me enamore con le serie de tv ...El misterio de Salem Lots ... Con aquel escritor que viaja a un pequeñito pueblo ... Que buenos recuerdos ...
Las pelis de miedo son mis favoritas , me lo he visto todo , excepto el cine iraní subtitulado al japonés ... Me imagino que ya la abras visto , INSIDiUS hacia tiempo que no veía a la gente saltar de sus sillas , como veo que tenemos gustos parecidos , no se si has visto la serie Juego de Tronos , puedes verlo en cinétube es gratis ... Bestial ya me dirás .
Sigo leyendote , ah y no te fíes de los guaperas de internet , no hay nada bueno , bonito y barato ... Un besote

Shorby dijo...

Y yo que pensaba que este no lo iba a leer nadie porque era más largo... jejej

Pues no, no he publicado nada, escribo como hobbie nada más, ojalá tuviese el talento para escribir novelas, pero qué va! =)
(Aunque este lo presenté a un concurso, quedé la 11 de 400, no está mal jejeje)
Muchas, muchas gracias por el comentario!! =)

Insidius la veo mañana!!!
Que me gusta ir al cine cuando no hay mucha gente (suelo ir sola casi siempre), así que veremos a ver qué tal =)
Juego de Tronos me está encantando, pensaba que iba a ser peor y me ha sorprendido un montón (la saga es GENIAL). Espero que no pase como Walking Dead y se la carguen después del cuarto capítulo jejejej

Ah, y no!! no me fío... con lo mal que está el mercado jajajaja déjate, lo que me faltaba.

Besotess

AN... dijo...

Lastima que me pille un poco lejos , si no te invitaba al cine y luego comentábamos la peli frente un café ... Se nota que el ocultismo me tira ... disfruta la peli y si puedes me comentas que te parece , si lo ves verosímil

AN... dijo...

Están haciendo la segunda temporada de juego de tronos y ya aparecen. Trolls y goblins demás bichos ... Lo de walking dead de juzgado de guardia ...ains
Respecto al tema novela , no te pongas limites , he leído bastante y loa pilares de la tierra era infumable , solo la serie tv mereció la pena ... tu le das mil vueltas
Me voy que no llego .. Un saludo vampi

Shorby dijo...

Sí, confirmaron la segunda temporada... ñam ñam ñam
En Walking Dead en principio iban a cambiar los guionistas... pero como no hagan un milagro, poco salvan.

Lo de la novela, se agradece, de verdad =)
Auque confieso que me da una vergüenza tremenda el simple hecho de colgar aquí cosas que escribo jejejej (rarezas)

Es lo bueno de ir al cine acompañada: la charla de después comentando la peli jejeje
Lo dicho, luego te cuento =)

Besotess