Cartas de un asesino insignificante

Título: Cartas de un asesino insignificante

Autor: José Carlos Somoza

Editorial: Debolsillo, 2007

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 9788483463086

Páginas: 111

Estimada señorita. Voy a matarla y usted lo sabe, así que me asombra su silencio.

Sin más, este es el detonante de esta curiosa novela, de mano de uno de mis escritores favoritos.

Nuestra protagonista es Carmen, una escritora y traductora de novelas que se traslada a Roquedal, un tranquilo pueblo costero donde decide escribir su próximo trabajo. Éste trata de una mujer que recibe cartas de un hombre desconocido que, asegura, la matará. Y entonces la tortilla se da la vuelta.

Carmen comienza a recibir dichas cartas, en las que un desconocido tiene la amabilidad de transmitir a su destinataria, que en breve será asesinada.

Tenemos una poética novela en la que la muerte es, casi al cien por cien, su principal protagonista.

Somoza nos regala una trama de suspense, directa y sencilla, muy bien llevada a cabo a pesar de su estructura, ya que consta toda ella de diversas cartas: las del asesino y las de su víctima. Detalle que hace el relato bastante original, donde podemos encontrarnos en un paraje tan bien descrito (recordemos que la novela consta de cartas), que parecemos estar en él, donde diversos personajes -muy bien tratados- nos dejan participar en el folclore que baña dicho pueblo. Los que somos seguidores de este hombre, reconoceremos cada una de estas cualidades que rellenan todas sus novelas.

Me gustó que intercalara las leyendas sobre el pueblo, sobre algunos de sus habitantes, haciendo el libro un poco más dinámico si cabe con esas pinceladas de mezcla fantasmagórica y romántica, que personalmente, me encantaron. ¡Casi me entraron ganas de atarme un pañuelo blanco al cuello y salir maquillada como una puerta a pasear con unos taconazos, embutida en un vestido hortera!

Si bien no tiene un final que me haya encantado –me dejó un pelín fría- es perfecta para leer en una tarde (o dos).

Frase: “Mi estado de ánimo y mi conocimiento del mundo producen casi por completo de la palabra impresa; según qué libro esté leyendo en un momento dado, así será mi respuesta a los misterios de la vida.”