Agua para elefantes

Título: Agua para elefantes

Autor: Sara Gruen

Título original: Water for Elephants

Editorial: Punto de Lectura, 2011

Encuadernación: Tapa balnda

ISBN: 9788466324892

Páginas: 538

Al principio, conocí esta historia gracias a su adaptación cinematográfica (que debo decir, todavía no he visto, porque Pattinson me tira para atrás cosa mala). Sin embargo, aún cuando me dejaron el libro, no sabía exactamente de qué iba.

Es de esas veces que comienzas una lectura a ciegas y te descubres leyendo con ansia e imposibilidad de cerrar la novela.

Jacob Jankowski es nuestro narrador, un anciano polaco de noventa años (o noventa y tres) que vive en una residencia con otros tantos. A intervalos, entre siestas y pensamientos, nos va contando su historia, llena de anécdotas y de un poco de todo.

Nos situamos en los años 30, cuando él no era más que un adolescente a punto de terminar su carrera de veterinario y, de la noche a la mañana, queda huérfano y en la calle, sin casa ni pertenencias, pues se las queda todas el banco. Así que decide subirse –en marcha- al tren del circo, yendo a parar nada más y nada menos que al de El Espectáculo Más Deslumbrante del Mundo de los Hermanos Benzini.

De manera que acaba trabajando como veterinario del prestigioso circo del tirano Tío Al, a las órdenes de August, un mamonazo en toda regla, que no es otro que el jefe de animales… y se enamora de su mujer, Marlena, la dulce domadora de caballos.

Tenemos entonces una historia de amor, celos y venganza de la que no podemos despegarnos.

Narrada de manera muy amena, con diálogos bastante cuidados e intercalando la historia con el tiempo real, nos metemos de cabeza en el mundo del circo de principios del siglo XX. Éstos se desplazaban –y vivían- en trenes, de modo que nuestro Jacob entró en dicho circo de lleno. Se nos muestran las costumbres, la fuerte jerarquía que existe entre el personal y, en cierto modo, la manera de llevarlo todo, desde los viajes de una ciudad a otra, el trato y cuidado de los animales, la preparación de los números, la construcción de las carpas o el despido de los trabajadores, a los que se les daba “luz roja” tirándoles del tren en marcha.

Todos y cada uno de los personajes rezuman carisma, comenzando por la tierna Rosemary, la enfermera que cuida del ya anciano Jacob, pasando por la bella Marlena, el payaso Kinko, al que no cuesta coger cariño, el anciano Camel, por el que es fácil sentir pena y llegando a un August que irremediablemente acabamos por odiar. Y por supuesto, los animales con los que trabajan.

Gruen nos deleita con una historia muy bien documentada, con ciertos datos que se dieron en la realidad y nos explica al final del libro. Consigue que paseemos por esos entresijos del Espectáculo de los Hermanos Benzini y a su vez riamos, nos estremezcamos, nos enfademos y nos emocionemos con una facilidad increíble.

En fin, una delicia.

Frase: “-¡La Marcha del Desastre! –chilla, se gira y sale corriendo.”